46) Privación ilegal de la libertad y tormentos de Elena Isabel Alfaro.
Por este hecho deberán responder los imputados GAMEN, DURÁN SÁENZ, ERLÁN, ZEOLITI, CHEMES, MARTÍNEZ y MAIDANA.
Se encuentra probado que ELENA ALFARO fue secuestrada en su domicilio sito en la calle Constitución del barrio de Boedo, de esta Ciudad, el día 19 de abril de 1977 cerca de medianoche, por un grupo de personas fuertemente armadas y de civil, que se identificaron como fuerzas conjuntas, y que ingresaron a su vivienda mientras se encontraba haciendo reposo a causa de su embarazo de dos meses. Sus captores le informaron que ese mismo día en horas de la tarde habían apresado a su compañero LUIS FABBRI.
Al momento de declarar en este juicio, ELENA ALFARO contó que la noche del secuestro la sacaron de su casa en camisón con una campera, que la ingresaron a un automóvil, le pusieron una tela adhesiva en los ojos y la trasladaron hasta el CCD El Vesubio, donde permaneció cautiva por varios meses.
Relató que al llegar al centro, la llevaron a la sala de tortura, lugar al que la víctima posteriormente identificó como “la enfermería”, donde escuchó los gritos de otras personas que se encontraban allí. Declaró que fue interrogada con picana eléctrica, con golpes, y que la obligaron a presenciar la tortura de su compañero. Al cabo de un tiempo ambos fueron atados a una cama y luego llevados a las “cuchas”, primero en el sector de mujeres compartiendo el mismo espacio, y luego Fabbri llevado a las cuchas de hombres; debiendo soportar allí un régimen de conducta muy severo, puesto que había duros castigos, que consistían en palizas generalizadas, que creaban un ambiente muy especial entre las víctimas porque “el error de uno era sufrido por todos”.
Agregó que los fines de semana DURAN SAENZ iba a misa y a ver a su familia en la localidad de Azul, pero el 20 de junio de 1977, un día feriado, no salió del cdd tal como acostumbraba hacerlo. Ese día, en cambio, DURÁN SAENZ la metió en un auto, la llevó al Regimiento de La Tablada; luego la ingresó en un cuarto que él ocupaba y allí la violó. Después la dejó atada a la cama durante todo ese día, sin comer y sin beber, permaneciendo encerrada en esa habitación, hasta que PHILLIPS y FITO, que eran del grupo de elite de Durán Saenz, le cortaron las ataduras y la llevaron de vuelta al Vesubio, dejándola en la sala Q. Sus palabras en la audiencia, al revivir este episodio, fueron: “Yo estaba de 4 meses, señor presidente, y mi embarazo era notorio, pero el sadismo era violarse a una embarazada”… “quiero salvar la dignidad de las mujeres porque no solo fuimos torturadas sino que además sufrimos este tipo de vejámenes y violaciones”.
Refirió, además, que las condiciones de detención en el centro eran terribles, que pasaban mucho hambre, que la comida en general era arroz en estado de putrefacción u otras veces quemado, y que se sentían humillados cuando chupaban los huesos que les traían -entre risas- los guardias. Debían pedir por favor ser llevados al baño, y el que no podía aguantar, recibía palizas enormes que todos escuchaban; y los guardias en cualquier momento podían acercarse y gatillar la pistola en el oído de los cautivos encapuchados.
Por otra parte, Alfaro recordó que en una oportunidad un cautivo se escapó del Vesubio y en ese momento, ella se encontraba junto con María del Pilar García Reyes haciendo limpieza en La Jefatura, siendo por tal motivo ambas encadenadas a una silla. Dijo que hubo un gran revuelo, que ellas estaban con mucho miedo y que luego Durán Sáenz las calmó diciéndoles “no se preocupen que si no lo matamos nosotros, lo mataran ellos”. Aclaró que por “ellos”, Durán Sáenz se refería a las organizaciones político-militares.
Relató ALFARO que el día 20 de Junio de 1977, el que recuerda especialmente porque fue un día feriado, Durán Saenz no se fue como solía hacerlo los fines de semana a escuchar misa y ver a su familia en la ciudad de Azul. Ella se encontraba en la jefatura con ELSA, quien le dijo que la iban a llevar a la Sala Q, que preparara algunas ropas para el traslado. Poco tiempo después, Durán Saenz la mete en un auto y la llevó al Regimiento de Infantería 3 de La Tablada, hasta la habitación que tenía dentro de la CRI. Relató que fue violada por Pedro Alberto Durán Saenz y luego de ello, la dejó todo ese día atada a la cama, sin comida, sin bebida, hasta que Phillips y Fito, dos represores integrantes de la patota la regresaron por la noche a la Sala Q de El Vesubio. Para esa fecha ELENA ALFARO se encontraba embarazada de cuatro meses.
El 3 ó 4 de Noviembre de 1977, ELENA ALFARO fue liberada. Unos pocos días antes, fue obligada a participar en una reunión en El Vesubio, dirigida por Guillermo Suárez Mason, en la que también estuvieron presentes Gamen, Luque y Durán Sáenz, entre otros. Dijo que en esa reunión, Suárez Mason le preguntó si quería entregar a su hijo por nacer a una familia de militares y en ese momento tan crucial, donde ella sabía que se jugaba la vida, le respondió que no, que su formación era católica, y como tal, estaba educada para soportar la cruz. Suárez Mason, pegó media vuelta y ordenó “inmediata libertad”.
El día de su liberación, el Coronel Luque le ordenó que se preparara, la subieron a un automóvil Ford Taunus siendo acompañada por el nombrado y Philips y la llevaron hasta la esquina de las Avdas. San Juan y Boedo donde fue entregada a su padre, Tomás Alfaro. Su hijo nació a fines del mismo mes.
A partir de entonces, Alfaro continuó siendo hostigada en una especie de libertad vigilada. Tal como declaró en la audiencia de debate, a partir de su salida del CCD estuvo a disposición de los represores que actuaron en El Vesubio durante un largo período. Primero fue Durán Sáenz el encargado de su control y luego tomó la posta Franco Luque.
Este control duró hasta que la víctima finalmente pudo salir del país alrededor del año 1982.
Sobre el control al que fue sometida Alfaro, dio cuenta la testigo Diana Inés Montequín. Afirmó en este debate que en febrero de 1978 ella debió entregarse en el Regimiento de Infantería 7 de La Plata, a fin de evitar que continuara el acoso del que estaba siendo víctima su familia. Allí fue recibida por Pedro Durán Sáenz y a los pocos días fue trasladada a la Brigada Femenina de la Plata y luego al Regimiento de Granaderos en Buenos Aires, hasta septiembre de ese año. Relató que Durán Sáenz, era para sus padres la única fuente de información sobre su paradero, y que durante ese periodo éste les “pidió” que emplearan en su negocio a una persona que resultó ser ELENA ALFARO.
Agregó que la víctima era llevada y traída al trabajo, y que su padre luego le dijo que habían tenido trabajando a una “presa política”. Asimismo su madre le comentó también, que en una charla que tuvo con Alfaro, ella le dijo que era imposible que pudiera escapar, porque ellos se quedaban con su hijo o bien que su hijo era el reaseguro de que iba a volver, y que estaba totalmente sometida a Durán Sáenz.
El paso de ELENA ALFARO por el CCD El Vesubio se encuentra acreditado además, por los dichos de Ana María Di Salvo quien declaró que Alfaro llegó a fines del mes de abril y que en esa época había mucha gente, estaban todos amontonados. Recordó que Luis Fabbri fue ubicado junto con Alfaro en la primera habitación, cercana a donde ella se encontraba. Alfaro se quejaba por su embarazo y decía que tenía que tomar un remedio; alguien la fue a ver y le dijo que iban a buscar un médico; cuando éste vino Alfaro le explicó que el remedio que debía tomar se llamaba “Duvadilán”. Pudo escuchar Di Salvo, cuando esta persona se retiraba con el guardia, dijo: “voy a indicar que le den Duvadilandia para que esté mejor”, en tono de burla.
También aseguró haber mantenido conversaciones con Alfaro en el centro y recordó que por esa época había mucha gente, más de lo habitual. Por último mencionó saber que Alfaro fue violada.
Mirta Iriondo, relato que Elena, la compañera de Fabbri, que estaba embarazada, llegó al centro el mismo día en que ella fue secuestrada y que pudo verla cuando los captores reunieron a todos los militantes de la Organización Poder Obrero.
Eduardo Jorge Kiernan declaró que supo que ELENA ALFARO se encontraba dentro del CCD El Vesubio. Si bien no la vio personalmente, sabía que estaba embarazada puesto que su esposa, Ana María Di Salvo, estuvo en el sector de las cuchas de mujeres cautiva con ella.
María Susana Reyes por su parte declaró que había chicas que estaban en La Jefatura como ELENA ALFARO y que también estaba embarazada.
También se halla probado por la incorporación por lectura de los testimonios de:
Gabriel Alberto García, (fs. 9/11 del Legajo de prueba 747) quien afirmó que compartió cautiverio con ELENA ALFARO, aunque en ese momento no sabía su nombre; el cual conoció después, al leer el “Diario del Juicio”, pues la misma estaba relacionada con el grupo de personas que había sido asesinado en Monte Grande y que estuvieron en el Vesubio con él. Además dijo que ella estaba embarazada y que había sido muy golpeada delante de los cautivos, habiendo llegado a su conocimiento que también la habían violado.
Hugo Pascual Luciani (declaración en causa 13/84) recordó haber visto a ELENA ALFARO, que estaba embarazada, aportó una descripción física y dijo que estaba alojada en la Sala Q.
Por último, el imputado Roberto Zeoliti en su declaración indagatoria durante este debate reconoció que ELENA ALFARO estuvo en El Vesubio mucho tiempo y que estaba embarazada.
La prueba documental que acredita el hecho se compone de:
- Legajo Conadep N° 3048 que contiene el testimonio escrito de la víctima y diversas constancias administrativas.
- Legajo de prueba N° 58 de la causa 450
- Legajo de prueba nro. 494 de la causa 450 caratulado “Benet, Armando s/denuncia”, en el que obran las declaraciones de Néstor Norberto Cendón ante Conadep, quien mencionó haber visto detenida a ELENA ALFARO, en la Sala Q del Vesubio, durante la época en que el CCD era dirigido por Durán Saenz.
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