32) y 33) Privación ilegal de la libertad y tormentos de María Teresa Trotta de Castelli y Roberto Castelli.
Por este hecho deberá responder los imputados GAMEN, DURAN SAENZ, ERLAN, ZEOLITI, CHEMES, MARTINEZ y MAIDANA
Se encuentra probado que MARIA TERESA TROTTA y ROBERTO CASTELLI, fueron privados ilegalmente de su libertad el 28 de febrero de 1977, siendo conducidos al CCD “Sheraton” y luego al “Vesubio”, donde fueron torturados, permaneciendo más de un mes en condiciones inhumanas de cautiverio. Ambos permanecen desaparecidos.
María Verónica Castelli, hija del matrimonio, contó durante este debate que su madre María Teresa Trotta, que estaba embarazada de seis meses, salió el 28 de febrero de 1977, alrededor de las 8.30 hs., de la casa de su abuela ubicada en la calle Reconquista 1260 de San Antonio de Padua, tomándose el colectivo para ir a la Escuela Parroquial donde trabajaba como maestra jardinera, sin llegar a destino. Relató que su padre, Roberto Castelli, comenzó a preocuparse porque su esposa no regresaba al domicilio, por lo que, horas más tarde fue a esperarla a la parada del colectivo junto a Verónica (que entonces tenía dos años y seis meses de edad). Al llegar a la esquina fue cercado intempestivamente por dos vehículos de los cuales descendieron 6 ó 7 personas armadas; y su padre corrió hacia un almacén que estaba a unos metros sobre la calle Aráoz y logró dejar a su hija, entregándose luego con los brazos en alto.
Mercedes Elisa Trotta, hermana de María Teresa y testigo presencial del operativo de secuestro de Roberto Castelli, declaró en la audiencia que desde la casa de su madre pudo ver que un grupo de hombres de civil y armados, habían capturado a su cuñado, que le habían atado las manos atrás con una correa de cortina y lo golpeaban, dándole la cabeza contra un Ford Falcón verde. Dijo que en ese momento vio a su sobrina Verónica correr hacia su padre, y que se produjo una discusión entre los captores y su cuñado, quien se negaba a que se llevaran a la niña. El que parecía ser el jefe del grupo, con una metralleta, ordenó que la dejaran, introduciendo a la víctima en el auto y llevándosela del lugar. Manifestó que ese auto fue seguido por otro que era un Dodge naranja, en el que iba una mujer que presumiblemente era su hermana, según le dijera un vecino.
Declaró además que luego Roberto Castelli fue llevado hasta la casa que estaba construyendo en la calle La Yerra 4812 de Castelar por gente con ropa militar, autos y camiones del ejército, según le contaron los vecinos y que el lugar quedó destrozado y saqueado. Por último, contó que supo que su hermana estuvo cautiva en Vesubio y que habría tenido a su bebé en Campo de Mayo, en el mes de abril del 77. Relató que para esa misma época los abuelos paternos de María Verónica Castelli recibieron en su casa como un librito escrito e ilustrado por María Teresa Trotta.
Ambas testigos dieron cuenta que María Teresa era catequista y que junto a su esposo Roberto Castelli hacían trabajos sociales en una Villa de la zona.
Trotta y Castelli fueron vistos en el Vesubio, por Ana María Di Salvo, quien dijo que a los pocos días de su llegada al CCD el 9 de marzo del 77, habló con Teresita Trotta en el sector “enfermería”, donde había sido ubicada en una de las camas que estaban al costado de la sala de tortura. Contó que a veces la llevaban a las “cuchas”, donde debía dormir en el suelo con las demás cautivas, y que como estaba embarazada, los guardias la hacían caminar y moverse, así como limpiar los azulejos de la cocina, desde donde ella lograba comunicarse con su esposo, que estaba en el sector de las cuchas de hombres. Di Salvo recordó que como pensaba que iban a liberarla le regaló un retazo de tela bordado con el nombre de su hijo Luciano, y que a fines de abril del 77 fue llevada a tener familia a otro lugar, luego de lo cual no la volvió a ver en el CCD.
Eduardo Kiernan refirió que compartió las cuchas con Roberto Castelli, quien había sido llevado junto a su esposa Teresita Trotta. Dijo que tanto él como otros cautivos habían sufrido interrogatorios bajo tortura; y recordó que en una ocasión en que Roberto Castelli y Gabriel García estaban conversando, y la guardia de Kolinos y Juan Carlos los escuchó. Relató que les dieron una paliza descomunal, y durante tanto tiempo, “…que se sentía esa cosa de golpe seco, y los insultaban y caídos les pegaban, los golpeaban con patadas en la cabeza, los `pobres gritaban por favor señor no…”, agregando Kiernan que la palabra más habitual en el CCD fue “señor”.
Elena Alfaro, dijo que una de las embarazadas que vio en Vesubio cuando ella llegó fue Teresita Trotta, que estaba a punto de tener familia, y que estaba con su compañero que había sido seminarista. Refirió que Teresa le contó que había estado en un lugar que le llamaban el “EMBUDO”, que le decían así porque todos caían ahí. Recordó que cuando su embarazo estuvo a término la llevaron al hospital de Campo de Mayo para tener familia, regresando al Vesubio a los pocos días, diciendo que había tenido una nena, que se la habían dado a los abuelos. Luego de eso, a los pocos días fue trasladada junto a su compañero, y no supo más de ellos.
Por último, María Verónica Castelli recordó que a raíz del secuestro de sus padres parte de su familia le ocultó lo que había sucedido, quedando ella al cuidado del hermano de su padre, Carlos Alberto Castelli, quien durante la dictadura cívico-militar fue Subcomisario de la Superintendencia de Seguridad Federal (Metropolitana). Sus palabras fueron: “tuve que vivir con un alcohólico y golpeador, que me prohibía decir quién era yo, y que supiera acerca de mis padres”.
La hija que Maria Teresa Trotta tuvo durante su cautiverio fue entregada al Movimiento Familiar Cristiano, quienes la dieron en adopción.
En el año 2008, en el marco de la causa 9201/99 caratulada “N.N. s/supresión de identidad” del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional nro. 2, en la que se investiga la entrega de niños en adopción realizadas a través del Movimiento Familiar Cristiano durante la última dictadura militar, se dispuso que Milagros Ardohain se realizara los análisis genéticos, que permitieron acreditar que la nombrada era hija biológica del matrimonio Trotta – Castelli.
Otras pruebas que acreditan el hecho son:
-Legajo CONADEP 3433, de María Teresa Trotta y Legajo SDH 1885, correspondiente a Roberto Castelli, en los cuales obran la ficha de denuncia en la que constan las circunstancias de su secuestro, así como las gestiones realizadas por sus familiares para dar con el paradero de ambos.
-Información remitida por la Comisión Provincial por la Memoria, donde surge una solicitud de investigación del Batallón de Inteligencia 601, dirigida a DIPPBA, con fecha 20 de diciembre del 76, solicitando informe de la finca Solanet 165 de Merlo PBA, donde vivía Maria Teresa Trotta y las actividades qué ésta ejercía, describiéndola como una maestra de la escuela 45 de Merlo, que “dictaría clases especiales de ideología marxista”. La Delegación San Justo de la DIPPBA respondió dicha solicitud con fecha 31 de enero del 77. Al respecto, cabe recordar que la víctima era maestra de jardín de infantes y fue secuestrada casi un mes después de producido dicho informe.
-Copias certificadas de un librito que contiene dibujos y frases que fue enviado por María Teresa Trotta de Castelli mientras se encontraba ilegalmente privada de la libertad a su hija, el cual fue aportado por ella al declarar.
Sitio de difusión de la producción de la Unidad de Asistencia para causas por violaciones a los Derechos Humanos durante el terrorismo de Estado de la Procuración General de la Nación Argentina, especializada en los juicios por los crímenes de la última dictadura argentina en el ámbito del I Cuerpo del Ejército y el Plan Sistemático de desaparición de niños hijos de desaparecidos.
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