viernes, 15 de julio de 2011

92) Privación ilegal de la libertad y tormentos de Osvaldo Alberto Scarfia.

92) Privación ilegal de la libertad y tormentos de Osvaldo Alberto Scarfia.
Por este hecho deben responder los imputados ERLAN, MAIDANA, ZEOLITI, CHEMES y MARTINEZ.
Se encuentra probado que OSVALDO ALBERTO SCARFIA fue secuestrado de su domicilio en Paraguay 2449, 2° piso, dpto. H de esta Ciudad, la noche del 9 de mayo de 1978, por un grupo de al menos tres o cuatro hombres armados, quienes lo obligaron a subir a un camión que estaba estacionado en la esquina de Paraguay y Laprida, donde le vendaron los ojos, y luego de realizar un trayecto de aproximadamente una hora, arribaron al CCD Vesubio.
Durante la audiencia, SCARFIA refirió que al llegar allí fue alojado junto a otro grupo de jóvenes en una habitación que recuerda tenía “baldosón rojo”; fueron encapuchados, engrillados y les cambiaron su ropa por una vestimenta “como de preso”.
En una de las habitaciones de esta casa fue interrogado con golpes sobre su militancia en la Unión de Estudiantes Secundarios, aunque refirió que no fue torturado con picana. Al respecto, en su relato Scarfia mencionó que era sobrino del obispo de Goya –Monseñor Devoto- y que cuando fue secuestrado sus padres hicieron mención a ello. Ése, dice Scarfia, fue el motivo por el que los represores “no lo tocaron” especialmente.
No obstante ello, sufrió al igual que el resto de los secuestrados, condiciones inhumanas de vida. Al respecto, manifestó que “la situación era degradante”; que no podían hablar, que orinaban en un tarro “como perros, como animales”, y recordó que estuvieron sin bañarse durante el mes y medio que duró su cautiverio en ese CCD.
Esta situación se prolongó hasta que fue sacado del Vesubio, el 23 de junio de 1978, y llevado a la Compañía de Ingenieros X de Pablo Podestá, junto a los hermanos Olalla de Labra y Alfredo Chaves, en las circunstancias ya descriptas en el caso correspondiente a Marcelo y Daniel Olalla de Labra.
Su liberación definitiva recién se produjo el 23 de marzo de 1979.
Una vez en libertad, OSVALDO SCARFIA vivió en Mar del Plata y antes de la guerra de Malvinas en 1982 se exilió en Francia, donde vivió durante 10 años, residiendo actualmente en Colombia. En este debate dijo que una vez liberado “no podía salir a la puerta de la calle, no podía estar solo, no podía dormir”; y aclaró “Si hoy estamos fuera de Argentina no es porque queramos.”
Su permanencia en el CCD Vesubio se encuentra acreditada por los testimonios brindados en el debate por:
-Leonardo Dimas Nuñez quien relató que OSVALDO SCARFIA tenía una capucha roja y, por ese motivo, era golpeado ocasionalmente por algún guardia. “Cuando no sabían que hacer, y se ve que el rojo los excitaba un poco,.. cobraba un golpe por eso”, refirió Nuñez.
-Samuel Leonardo Zaidman, quien dijo que con Osvaldo estaban alojados en la misma habitación, dentro de la casa de torturas.
-Claudio Niro, que manifestó haber compartido cautiverio con la víctima;
-Gustavo Franquet, Guillermo Dascal y Adrian Brusa quienes estuvieron cautivos junto con Scarfia, a quien recordaron con el apodo de “UEJI”.
Por último, Alfredo Chaves, expresó que fueron sacados juntos del CCD.

Por último, cabe señalar que la privación ilegal de la libertad en el Vesubio que damnificó a OSVALDO SCARFIA ha sido acreditada en la sentencia que dictó la Cámara Federal en la causa n° 13/84, bajo el nro. de caso 260.

También se cuenta con la siguiente prueba documental:
-Legajo de prueba nro. 1127 de la causa nro. 450 perteneciente a Osvaldo Scarfia
-Expediente 12.022 en el que obran constancias del expediente labrado ante el Consejo de Guerra nro. G N 8 0105/1.
-Legajo penitenciario de Osvaldo Scarfia, que da cuenta de su liberación ocurrida el 23 de marzo de 1979.
-Cabe por último destacar, que en la inspección ocular realizada el 14 de diciembre de 1983, por orden del Jdo. del Dr. Ruiz Paz, se encontró entre otros objetos un carnet de la Obra Social para Empleados de Comercio a nombre de Osvaldo Alberto Scarfia, DNI 12.924.570, beneficiario 0510060-01.

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